Como un día le dije a un gran amigo y compañero, la vida está dividida en etapas, y en cada una de ellas tenemos capítulos escritos por nosotros.
Atrás quedaron las etapas de la infancia y adolescencia, para empezar la etapa quizás más larga de nuestras vidas. La edad adulta.
No empecé esa etapa con buen pie, pero no se puede volver al pasado para reescribirnos, al igual que tampoco podemos ir a nuestro futuro, un futuro incierto.
Sólo está el aquí y ahora, nuestro presente. Un presente que quiero cambiar.
Han sido años duros, donde sobrevivir a dolido mucho, demasiado. He sobrevivido una vida que tendría que haber vivido y disfrutado.
Hoy en mis 33 cumpleaños empiezo escribiendo la primera página diciéndome y diciendo en alto que llegó el momento de poner un punto y parte.
Estoy aquí y ahora en un camino que yo he elegido.
Un camino duro, de lágrimas, de quitarse los miedos, de enfrentarse a la realidad, de disfrutar, de borrar lo aprendido para empezar a aprender, de poquito a poco aceptar que soy persona, que soy humana y que valgo.
Costará, habrán días malos y no tan malos. Habrá días de querer tirar la toalla, de volver atrás. Pero si levantas la vista un poco encontrarás manos amigas que nunca te soltarán. Que a cada duda, cada miedo, cada mal día, te recordarán que TÚ PUEDES, que no estás sola. Porque esto también pasará.
Llegó el momento de dejar esos 16 años atrás, de disfrutar, de ser yo y vivir, de dejar atrás una enfermedad.
No será fácil, no será rápido. Pero sí llegará.
Y como un día me dijo una buena amiga: "Un camino de mil millas empieza con un simple paso".
Aunque hace unos meses que empecé mi camino, hoy puedo decir que ya empecé a dar mis pasos a una vida mejor.
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