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La habitación de los mil demonios

Hace mucho tiempo, en el tíbet había una ceremonia que se celebraba cada cien años, a la que los estudiantes budistas debían someterse para obtener la iluminación. Todos los estudiantes se ponían en fila con sus togas blancas. Los sacerdotes tibetanos, los lamas y el Dalai Lama formaban una fila delante de ellos.


El dalai lama empezaba la ceremonia diciendo: “Esta es la ceremonia de la habitación de los mil demonios. Es una ceremonia que conduce a la iluminación y sólo se celebra una vez cada cien años, si deciden no someterse a ella ahora tendrán que esperar otros cien años. Para ayudarles a tomar esta decisión les diremos todo lo que implica esta ceremonia.

Para entrar a la habitación de los mil demonios, solo hay que abrir la puerta y meterse dentro. La habitación no es muy grande, una vez dentro la puerta se cerrará y no hay forma de abrirla por dentro; para salir tendrán que caminar a traves de ella, encontrar la puerta para salir y así obtendrán la iluminación.

En esta habitación moran mil demonios que tienen la capacidad de tomar la forma de sus peores miedos, en cuanto entren estos demonios les mostrarán sus peores miedos, si le temen a las serpientes se verán rodeados de ellas, si le temen a las arañas o cualquier bicho rastrero el suelo se inundará con los bichos más terroríficos que puedan imaginar. Sean cual sean sus miedos, estos demonios los tomarán de sus mentes y se los mostrarán como si fueran reales, de hecho serán tan reales que se olvidarán de que son producto de su imaginación.


Las normas dicen que no podemos ayudarlos, todo aquel que entre en la habitación debe salir por su propio pie, algunos no lo lograrán pues el miedo será tan fuerte que estarán paralizados y puede ser que hasta mueran, si deciden no entrar lo entenderemos, con gusto los enviaremos de vuelta a casa, nadie está obligado a entrar pero tendrán que esperar a su próxima encarnación y volver a intentarlo.

Si deciden entrar, les daremos dos consejos.

El primero: Nada de lo que vean es real, todo es producto de su mente, una ilusión que no tienen que creer, por supuesto que la mayoría de las personas jamás pueden recordar este consejo, es muy difícil tener presente esta idea. El segundo consejo ha sido muy útil para los que han logrado salir de la habitación. Una vez dentro no importa lo que sientas, lo que veas o lo que experimentes no dejes de mover los pies, si no dejan de caminar al final alcanzarán la salida y obtendrán la iluminación."






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